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    En marzo de 2021 cumplimos un año desde que inició la pandemia del Covid19 en República Dominicana. El primer caso importado se verificó en la provincia de Altagracia el 01 de marzo del año 2020. A partir de entonces, nuestra plataforma de vida en sociedad cambió y, al parecer, este cambio será para siempre.  Uno de los aspectos que ha sido fuertemente impactado es la forma en que las familias se organizan para protegerse de los posibles contagios, puesto que el virus se transmite principalmente a través del contacto entre las personas.

    El surgimiento de la virtualidad nos ayudó sin duda a disminuir el contacto con otras personas para evitar los contagios. Si hacemos algo de memoria, esto nos permitió, en un principio, realizar labores del hogar, ya sea limpieza, cocina, lavado o el cuidado de nuestros hijos o adultos mayores.  Pero lo cierto es que es que -a cierta hora de la tarde- muchas de nosotras nos dejábamos caer sobre el sofá diciendo: “nos hace falta una mano en casa!! (¡carajo!! ☺ )”. Y entonces nos surge la pregunta: ¿cómo puedo tener una trabajadora del hogar sin que mi familia, ni la familia de la trabajadora, corran riesgo de contagio por Civid19?

    Si decidimos mantener o contratar una empleada, la situación de cada hogar debe analizarse desde varias perspectivas. Primero, quiénes están en la residencia mientras la trabajadora realiza sus labores y, en segundo lugar, cuál es la condición de comorbilidad de cada uno de los habitantes del hogar.  En el caso extremo, en que no hay personas en el hogar mientras se realizan las labores y no existen casos de comorbilidad, entonces la decisión de contar con una trabajadora del hogar en forma permanente no tiene mayor riesgo y solo hay que asegurarse que la trabajadora cumpla ciertas reglas básicas de uso de mascarilla y lavado de manos. Pero en el otro caso extremo, en que estamos todos en casa y existen miembros de la familia con comorbilidad, entonces la decisión se torna más difícil. Aun así, creemos que, con las debidas precauciones, es posible contar con “una mano en casa”

    En ambos casos, de acuerdo a la experiencia de nuestra empresa dedicada a la contratación de este personal, nuestras recomendaciones para contar con los servicios de una empleada del hogar se orientan en varias direcciones

    • Primero, antes de la contratación de nuestra mano en casa, asistente del hogar o empleada, es necesario conocer con certeza las rutinas que la candidata y su grupo familiar realizan en su hogar para preservar su salud. Al respecto, es importante contratar a una persona que, al igual que nosotros, realice prácticas habituales de protección contra el Covid19.
    • Segundo, es preciso constatar el medio de transporte que la candidata utiliza para llegar al trabajo. Al respecto, hace mucha diferencia si la postúlate usa el Metro, el bus OMSA ejecutivo, una guagua, un carro público. Distintos medios de transportes, significan distintos niveles de aglomeración y contacto, y por lo tanto posibilidades de contagio
    • Tercero, ante la existencia de personas con comorbilidad, en que se requieren de estadías largas para evitar la posibilidad de contagio durante el transporte, es clave saber si el candidato o candidata estaría dispuesta a realizarse las pruebas del Covid-19 antes de ingresar a su lugar de trabajo y durante su permanencia. Parece trivial, pero no lo es, puesto que hay personas que no han estado dispuestas a someterse a la toma de muestra para detectar el coronavirus.

    Dado lo anterior, concluimos que, con las debidas precauciones, podemos contar con la colaboración de una trabajadora del hogar y, por esta razón, hemos diseñado un protocolo que debe ser cumplido a cabalidad, con el objetivo de propiciar un entorno de trabajo saludable para ambas partes. A continuación, describimos los pasos básicos que debemos realizar para reducir el riesgo de exposición al virus. Éstas medidas son parte de la nueva normalidad a la que debemos ya estar acostumbrados y con la cual deberemos convivir por muchos años

    Ante esto, nuestra primera recomendación es suponer que ambas partes pudieran estar contagiadas.  Así, nuestro accionar debe ser siempre actuar en protección personal y también del otros. Por ese motivo el personal contratado debe utilizar ropa que no sea la que haya utilizado en momento de viajar en transporte público. Así, es necesario, el cambio de ropa, la ducha y la protección permanente, usando guantes, mascarilla e idealmente, un gorro para el pelo. Del mismo modo, las personas que habitan el hogar y que están en la misma habitación donde está la trabajadora, deben usar su respectiva mascarilla 

    Recomendamos además que la persona que está en casa mantenga la distancia social de al menos 1.5 metros y que use también mascarilla, sin olvidad el lavado de manos cada cierto tiempo.

    Sobre el lavado de manos, se recomienda que la empleada realice un lavado de manos por 20 segundos varias veces al día, y evite tocarse la cara. Recordar siempre que la trabajadora, al momento de llegar a su lugar de trabajo, debe desechar la mascarilla que usó en el viaje, y nosotros debemos proveer, desde casa, una mascarilla por cada media jornada de trabajo (normalmente dos al día).

    Invitamos a los empleadores a que provean a sus empleadas de todo lo necesario para asegurarnos que ella pueda cumplir con los protocolos establecidos: mascarillas, guantes para la limpieza y manipulación de la comida, jabón normal para lavado de manos y alcohol. Un punto que no debemos dejar de mencionar es que este protocolo, ojalá de acuerdo mutuo, debe estar formalizado por escrito, y que forme parte del contrato de trabajo. No es extraño, a veces, que algunas de las partes desconozcan el protocolo lo que puede causar inconvenientes y, lo que es peor, puede causar contagios 

    Nuestra invitación más amplia es concientizar y no bajar la guardia frente a este nuevo virus. Si llevamos al pie de la letra este protocolo, podemos tener en casa nuestra asistente que nos colabore y nos asista en forma segura, no sólo en los quehaceres del hogar, sino también en el cuidado de nuestros hijos.  Recuerde que nuestro objetivo es preservar no sólo nuestra salud y la de nuestra familia, sino también la persona que trabaja en casa y la de su familia. En esto no debemos perdernos, el sentido comunitario ha vuelto y con mucha fuerza: nuestra salud depende de la salud de nuestra asistente del hogar y la salud de ella depende también de la nuestra. La pandemia ha cambiado nuestras prioridades, como en los tiempos de nuestros ancestros.

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